Recuperación gradual del comercio mientras se observan desafíos constantes relacionados con el consumo, la logística y la volatilidad de las divisas
La incertidumbre económica ha sido un tema generalizado en las principales regiones consumidoras de productos pesqueros, con presiones inflacionarias, monedas fluctuantes y tensiones geopolíticas influyendo. Ahora que las tasas de inflación están cayendo en las principales economías y la perspectiva de una recesión es cada vez más improbable, un sentimiento de optimismo cauteloso está regresando a los mercados mundiales. Dicho esto, se registraron algunos desafíos clave en lo que va del año que siguen afectando al sector de la pesca y la acuicultura. La recuperación de los mercados mundiales ha estado acompañada por movimientos de carga fluctuantes, mientras que el crecimiento del consumo en muchos países sigue estancado. Se anticipa un crecimiento limitado de la producción del sector, pronosticado en 191 millones de toneladas, y se espera que la producción acuícola supere los 100 millones de toneladas por primera vez. Mientras tanto, se prevé que los desembarques de la pesca de captura se mantendrán en los 90 millones de toneladas, lo que se traduce en un aumento general de solo el 2 % interanual, aún por debajo de las tendencias de crecimiento a largo plazo del sector.
En lo que va de año, el transporte marítimo mundial ha sufrido constantes interrupciones que han afectado a diversos bienes y categorías de carga. La sequía obligó a reducir el tránsito en el Canal de Panamá, lo que disminuyó el tráfico diario de buques en noviembre de 2023. Esto creó un retraso significativo, aunque la situación ha mejorado mucho tras la normalización gradual de los niveles de agua; se espera que la capacidad de tránsito vuelva a la normalidad en 2025. Mientras tanto, los envíos de contenedores se han visto especialmente afectados por la crisis del Mar Rojo. Los precios han aumentado en todos los ámbitos, siendo las rutas Asia-Europa y Asia-Costa Este de América del Norte las más afectadas. El aumento de los tiempos de viaje a lo largo de estas dos rutas principales ha llevado a los transportistas a añadir más capacidad, lo que ha creado un efecto dominó, ya que hay menos buques en otras rutas. En promedio, se estima que el flete de contenedores enviado en agosto de 2024 pasó un 9 % más de tiempo en el mar que hace un año, y la menor disponibilidad y el aumento de los tiempos de viaje llevaron las tarifas de flete a su nivel más alto desde la pandemia de COVID-19. El índice de tarifas de flete globales de Drewry ha aumentado a USD 5.400 por contenedor de 40 pies a mediados de agosto, un 116 % más que a principios de año.
Por otra parte, si bien la Unión Europea registró una leve recuperación económica en el segundo trimestre, la inflación siguió siendo motivo de preocupación y la confianza de los consumidores fue moderada. Esto ha llevado a cambios notables en los patrones de consumo, con una disminución de la demanda de especies de precio medio y alto, como la lubina y el pez espada. En cambio, la demanda de productos de valor elevado se mantuvo estable en países como Japón y la República de Corea, impulsada por las preferencias culturales y la estabilidad de los ingresos disponibles.
Los cambios en el dólar estadounidense están estrechamente alineados con las condiciones financieras mundiales y tienen un impacto particularmente notorio en los mercados emergentes y los exportadores de commodities. Un dólar fuerte endurece las condiciones financieras a nivel mundial, lo que conduce a un menor crecimiento de la producción y el comercio, a una reducción de la financiación transfronteriza y a una caída de los precios de los commodities. A medida que el dólar se fortalece, la demanda mundial se debilita, en particular en el caso de los commodities cotizados en dólares, como los productos pesqueros, lo que afecta tanto a los costos de producción como a la competitividad comercial en el sector pesquero. De hecho, esto ha llevado a una reducción general de la asequibilidad de las importaciones de productos pesqueros no solo para muchos países en desarrollo, sino también para mercados más grandes como la Unión Europea, lo que se suma a los aumentos de precios vinculados a la inflación.
En 2024 se han producido cambios notables en los principales commodities del sector de la pesca y la acuicultura. En la industria del camarón, la reducción de las importaciones de China, junto con los precios bajos, sigue ejerciendo presión sobre los proveedores. Al mismo tiempo, varios productores importantes han aumentado su stock de camarón tigre negro en respuesta a esta dinámica del mercado. En el sector del salmón, Noruega y Chile han enfrentado desafíos derivados de brotes de enfermedades, mal tiempo y cambios regulatorios, y el primer trimestre de 2024 se caracterizó por una menor oferta mundial. Se prevé que los precios de la caballa y el arenque suban debido a los recortes de cuotas en el Atlántico Norte, mientras que los precios del barrilete aumentaron debido a las menores capturas en el Pacífico, impulsadas por el período de veda de los DCP.